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Brown disfrutaba el empate con Chicago y en el final ganó a través de un penal. Es líder con puntaje ideal.

Fue un cóctel letal. En los segundos finales se mezclaron la convicción del Gordo Avalos para originar un triunfo impensado, y una falta alevosa de Damián Castagno tras intentar compensar un rechazo defectuoso. Un penal que dejó a Chicago en manos del destino. Y el azar decretó la felicidad para Brown y la fatalidad para el Torito. Un desenlace impropio para la progresión de un encuentro cerrado.

Mario Finarolli optó por una línea de tres en el fondo para cubrir con cinco volantes el núcleo de la creación del conjunto dirigido por Pablo Vicó. Es que el Tricolor llegó a Mataderos con puntaje ideal tras cuatro victorias y 15 goles a favor. El Torito tomó precauciones que derivaron en una doble anulación: la ajena y la propia. No existieron evidencias de la fiereza de Brown en ataque y Chicago, como en la derrota (1-2) con Barracas Central, no logró superar la falencia en la gestación a partir de sus tres 5. Por esta razón, el técnico local hizo debutar a Christian Gómez y retrasó a Serrano a su puesto habitual. En algunos destellos, el Verdinegro encontró un circuito futbolístico y fue el que hizo los merecimientos. Sin embargo, le faltó tranquilidad, ante un rival que saboreaba la unidad.

Hasta que ocurrió la jugada determinante. Fue decisiva la participación de Martín Avalos, como aquel 6 de marzo de 2010 cuando metió un doblete para el primer triunfo en la historia de Brown sobre Chicago. Ayer, intelectualmente le dio un premio gordo.

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