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Gomito y Serrano conjugaron a la perfección y ofrecieron un fútbol excéntrico. Flandria, de noble propuesta, resultó la víctima del Toro.

Fue una exhibición. De esas que habitarán en la memoria de los privilegiados que observaron este partido. En épocas donde escasea la intención de jugar desde la Primera hasta la D, Christian Gómez (36 años) y Julio Serrano (30) recordaron el mandamiento esencial del fútbol: el pase. Esa caricia suave que abre defensas e incrementa las posibilidades. Ellos volvieron a las fuentes, jugaron a la pelota.

Gomito y Julito eligieron el camino más complejo en la actualidad especulativa, aunque es el más sencillo y el preferido por ambos. En una semana delicada por los reproches hacia Mario Finarolli, el mismo entrenador con el que Chicago obtuvo el 64% de los puntos, con un invicto de 18 encuentros y estuvo cerca de llegar a la Promoción para ascender. Podrá fallar en alguna elección, aunque su trayectoria lo hace acreedor de respeto. Estos dos torazos trajeron alivio, justo cuatro días después del fallecimiento de Miguel Serrano, padre del 11 que se ausentó en algunas prácticas. Julio jugó porque “a él le gustaba mucho que yo jugara”. Su padre estará agradecido y orgulloso por el fútbol desplegado.

Las dos glorias de Mataderos, que lograron el ascenso a Primera en 2001, retrocedieron en el tiempo para gestar un golazo. Una construcción notable nacida en campo propio con una pared entre ambos, que desembocó en un centro bajo de Banegas que fue conectado por Berón, a través de la parte externa de su botín derecho. Un festejo merecido para su autor que pedía pista, también fue un desahogo colectivo. “Un gol de Primera”, lo definió el DT.

Chicago elaboró un primer período de lujo, pudo finalizar cuatro goles por encima, evitados por las atajadas de Gagliardo y un poste. Y eso que Finarolli armó, otra vez, el triple 5 que no había dado réditos. Esta vez, funcionó porque volcó su estrategia por la izquierda, apostó a la pausa del 10 y al desborde de Berón. ¡Cuánto hacía que el Torito no atacaba por los costados! Para hacerla completa, cuando Serrano y Gómez dejaron el campo, Lemos desarticuló cada avance de Flandria. El marcador no reflejó la diferencia sideral existente. ¿Será el punto de despegue?

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